martes, 20 de mayo de 2014


Villahermosa, la más hacinada
Si de sobrepoblación se trata, el primer lugar lo ocupa la cárcel Villahermosa de Cali, con 4700 personas, superando su capacidad real (1667 cupos). A la capital del Valle le siguen Medellín, con 4470 personas adicionales a su capacidad, y Montería, con 1171.
Por su parte, Bogotá, Medellín y Combita (Boyacá) son las ciudades que reportan los centros penitenciarios con mayor cantidad de internos intramurales. El Complejo Metropolitano de la capital del país encabeza la lista de los diez Establecimientos de Reclusión del Orden Nacional (Eron) con más internos intramurales, al tener 8102; seguida del Establecimiento Penitenciario y Carcelario de Medellín, con 6894, y cierra la lista Combita, con 2862 personas.
Según el Inpec, durante el segundo semestre del 2012 el incremento mensual de internos más notorio se registró en julio (1,2 %). Para el mismo periodo del 2013 el promedio mensual de ingreso a las cárceles fue de 362 personas (0,3 % promedio). Al comparar diciembre del año pasado con el mismo mes del 2012, se observa que la población carcelaria se incrementó en 6148 internos (5,4 %), y a diciembre del 2013 el hacinamiento estaba calculado en 120.032 personas; mientras que al cierre de enero era —según la Defensoría— de 120.387.
Estos números son los que llevan a reiteradas preguntas acerca de qué está sucediendo con la política criminal del país y ante las cuales analistas citan las leyes 906 del 2004 (Sistema Penal Acusatorio), Ley 1453 del 2011 (Seguridad Ciudadana) o Ley 890 del 2005 para tratar de determinar lo que sucede. Tras la entrada en vigencia de estas normas, el Defensor advirtió que “la situación ha llegado a niveles críticos que ponen en riesgo tanto el bienestar de la población carcelaria como el de toda la sociedad”. Todo parece indicar que el remedio ha salido más caro que la enfermedad.
Según cifras del Inpec,  creció un 2,8 %. Este ha sido uno de los argumentos en los que muchos cifran el problema del hacinamiento, pues se considera que en las penitenciarías solo deberían estar los internos ya condenados.
Hasta diciembre del año pasado, el 92,5 % de la población carcelaria del país estaba constituida por hombres y el promedio restante eran mujeres. De estos, el 30,9 % era sindicado y el 69,1 % condenado. Así las cosas, salta a la vista cómo por cada dos condenados hay una persona sindicada.
En cuanto a los rangos de edad de la población carcelaria, para el segundo semestre del 2013 la mayoría estaba entre los 30 y 54 años (62.164 internos), seguido de quienes tenían entre 18 y 29 años (50.539 personas en promedio).
Frente a las ocupaciones de los internos dentro de los penales, el 2013 cerró con 38.108 (46,9 %) que realizaban trabajos en las áreas industrial, artesanal, agropecuaria y de servicios administrativos. Mientras que otros 41.649 (51,2%) asistían a programas educativos en sus distintas particularidades.
En cuanto a la detención domiciliaria, en el segundo semestre del 2013 se observó un incremento mensual de 710, que promedia los 118 internos.


martes, 18 de febrero de 2014

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