jueves, 29 de mayo de 2014

COMO ALIVIAR LAS CRISIS DE HACINAMIENTO EN LAS CARCELES

Los centros de reclusión del país registran un hacinamiento superior al 200%. La situación es tan crítica que algunos presos deben dormir hasta en los baños y pasillos de las cárceles.
Según la Defensoría del Pueblo, la población carcelaria durante los últimos doce años se incrementó en 54.915 personas, mientras que en el mismo lapso los cupos aumentaron sólo en 42.009.
Aunque hace unos días se ordenaron algunos traslados de presos de los centros penitenciarios más impactados por el sobrecupo a los menos hacinados, la congestión sigue siendo alarmante.
Por esa razón, la ministra de Justicia, Ruth Stella Correa, propuso otras alternativas, entre ellas revisar las peticiones de los presos que ya cumplieron las dos terceras partes de sus penas, para otorgarles el beneficio de detención domiciliaria o la libertad. Esto con el fin de aliviar un poco el hacinamiento.
Sin embargo, la propuesta generó una fuerte polémica en el país, pues hay quienes aseguran que los delincuentes saldrán a las calles y volverán a delinquir.
De acuerdo con algunos dirigentes políticos, la iniciativa podría traducirse en impunidad y en mayor inseguridad para las ciudades.
No obstante, algunos expertos en justicia creen que la medida va por buen camino e incluso proponen una reforma carcelaria en el país, que sólo penalice con prisión a aquellos autores de delitos mayores.
Y es que, según estudios del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (Inpec), el 70% de los reclusos en el país está por delitos menores.
“Las cárceles deben ser sólo para autores de delitos graves”, Gómez Méndez
¿Por qué defiende la propuesta del Ministerio de Justicia de liberar a los presos que han cumplido las dos terceras partes de sus penas como una solución al hacinamiento que presentan las cárceles del país?

Me parece que esa propuesta va en la dirección correcta e incluso yo la planteé hace dos semanas en una columna. El problema de hacinamiento tiene que ver con la ausencia de una política criminal y con la presión de la sociedad para que todo se resuelva por la vía de las cárceles. Cada vez que ocurre un hecho puntual los medios de comunicación presionan al Congreso para que saque a la carrera leyes aumentando penas. Para mí las cárceles deberían ser sólo para los autores de delitos realmente graves.
Hay quienes afirman que la liberación de presos, así sea por delitos menores, causaría un problema mayor, pues estas personas salen a las calles y vuelven a delinquir...

No, porque la idea es que en la cárcel sigan las personas acusadas de homicidio, extorsión, secuestro y asesinato. Lo que yo digo es que muchos pueden afrontar un proceso penal e incluso llegar a una condena sin que eso implique que tengan que ir necesariamente a prisión.
¿Cuáles serían esas otras alternativas de castigo?

Ya están previstas en la legislación, sólo es cuestión de que las apliquen, por ejemplo, no toda audiencia de imputación tiene que terminar en una cárcel. Lo que pasa es que, debido a la presión mediática, los fiscales y jueces no se atreven a no decretar prisión.
Pero el no penalizar con cárcel algunos delitos podría afectar la credibilidad de la justicia en el país...

No, eso no ha sucedido en otros países del mundo, donde a las cárceles sólo llegan delincuentes por delitos mayores, y hay otro tipo de sanciones. Actualmente en las cárceles del país no hay resocialización, pues estas personas terminan expertas en otros delitos, como extorsiones, y salen peor.
Más allá de liberar a algunos presos, ¿no cree se debería buscar una solución de fondo para frenar el hacinamiento?

Sí claro, es que esta es una solución de coyuntura, pero hay que revisar la legislación penal y buscar una solución mayor que vaya acompañada de una política criminal estable.
“Liberación de algunos presos es un mensaje de impunidad”, Roy Barreras
¿Cuáles serían las consecuencias de liberar u otorgar detención domiciliaria a algunos presos en el país, para frenar el sobrecupo que hay en los centros carcelarios?

El remedio no puede ser peor que la enfermedad. Hoy en día la mayor preocupación de los colombianos es la inseguridad en las calles y el hecho de que el Estado sea incapaz de brindarles condiciones dignas a los delincuentes condenados no puede significar que la solución sea sacarlos a las calles, creo que sería un mensaje de impunidad y frustración para los ciudadanos que denuncian y para los policías que se juegan la vida en las capturas.
Pero no se busca una liberación masiva, sino revisar los casos de los presos que ya han cumplido parte de sus penas o estén condenados por delitos menores...

Estamos hablando de autores de atracos, asaltos, robo a celulares, ‘fleteo’ y hurto de celulares, en los cuales los jueces del país los declararon culpables. Probablemente para algunas personas el maltrato o un abuso de un hombre a su esposa resulta de lo más normal, pero esos son los delitos que afectan gravemente la tranquilidad de los ciudadanos. Está claro que quienes ya terminaron su pena, pueden salir, pero el resto no.
Entonces, ¿qué hacer si los centros penitenciarios del país presentan un hacinamiento superior al 200%?

Por eso digo que el remedio no puede ser mayor que la enfermedad, el Estado tiene que adecuar los centros penitenciarios porque los ciudadanos decentes no tienen por qué pagar las consecuencias de su incapacidad para contener a los delincuentes. Primero las víctimas y luego los victimarios.
Sin embargo, el que estén presos no es una garantía, pues no hay una resocialización y muchos salen a las calles peor de lo que entraron...

Sin duda, es que estamos hablando de dos situaciones diferentes. El hacinamiento frena la resocialización, eso es inhumano y ahí hay un primer problema, pero el otro es la inseguridad en las ciudades. No se puede resolver el primero empeorando el segundo.
En otros países hay sanciones diferentes a la cárcel, ¿por qué no aplicarlas en Colombia?


Para mí una medida que signifique aumentar la inseguridad se debe revisar, yo más bien ofrezco mi apoyo para se construyan más cárceles.

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